jueves, 7 de abril de 2016

Sailor Estrella de la Muerte

Hoy he recibido mi Sailor Sapporo Imperial Black:



Es un bellezón de pluma. Siempre he renegado de las plumas negras, que no me gustaban, que qué sosas... Pues he claudicado, pero con estilo. Tengo una Montblanc Agatha Christie, regalo de mi marido, que es espectacular. Y ahora esta Sailor Estrella de la Muerte, porque ya ha quedado bautizada así, era inevitable.

He conseguido esta pluma gracias a Iñaki, que me la enviado tan bien empaquetada, con tanto mimo, que se merece mostrar el unboxing:



He tachado la dirección porque mi gato sólo tiene el cinturón de primer dan, y aún no es ninja. 



La caja es como las matrioshkas, pero en oriental. Nada más abril la primera caja, esta bolsa de hilo de algodón protege a la siguiente caja:


Me gustan hasta los colores de la caja. La emoción me puede. 


La caja viene completa, con su cartucho original, de tinta negra, papeles originales y una nota manuscrita que voy a conservar. Todo bien guardadito, que lo merece. La pluma tiene un plumín de punto fino de verdad, pero muy jugoso. ¿He dicho ya que es una delicia? Voy a seguir escribiendo. 


lunes, 14 de marzo de 2016

Ornitología para dummies

Tenemos un jardín bastante chulo,  la verdad. Bueno, a mí me gusta porque nunca he tenido uno y me hace mucha ilusión, es así. Se accede al jardín desde la cocina. Es mi observatorio ornitológico, apoyada en la encimera. A veces me acompaña nuestro gato, pero sólo si coincide que sea entre siesta y siesta.  Nos visitan asiduamente una pareja de palomas comunes, que más que palomas parecen pollos de lo grandes que están. También viene una paloma torcaz, que la pobre debe ser viudita, es que tiene cara de chica. O aún no ha encontrado el amor, es lo que tiene no poder comunicarse. Pues la pareja de palomas comunes apabullaba a la pobre torcaz en cuanto aparecía. La echaban con muy malos modales.

Pues se ve que la pobrecita torcaz ha ido a clases de defensa personal o algo parecido, porque ahora es ella la que echa a la pareja abusona. Me alegro por ella.

A los pocos días de llegar aquí ya había puesto una bola de grasa con comida para los pájaros. Esto es más para el invierno, así que cuando terminen la que está en el arbusto, no creo que ponga otra.

También puse una bolsa con cacahuetes en otro arbusto, un poco más alejado. A los herrerillos les chifla. Son unos pajaritos muy simpáticos, con la tripa amarilla y en general poco asustadizos. También son visitantes asiduos una pareja de mirlos, buenos corredores. También son habituales los petirrojos. A los machos se les ve muy a menudo, pero las hembras, chiquititas con forma de bolita, se las ve muy poquito.

En el jardín hay un árbol que cae con sus ramas al canal. No sé si será un sauce, por la inclinación llorosa, a saber. Allí he visto a un pájaro carpintero, y también una garza. Pero se ve que no les terminó de gustar y no he vuelto a verlos. A quien si veo es a los invasores del Trópico.  Cerca de casa, he visto un comedero de pájaros con catorce loros verde fluorescente. Muy bonitos pero muy ruidosos. De vez en cuando alguno se posa en el árbol para saltar al arbusto de los cacahuetes, que está al lado. En cuanto los veo, los espanto. Ellos ya tienen su comida en otro sitio. Lo que pasa que son muy pesados e intentan el acoso y derribo por pesados, pero más pesada soy yo. Ya vienen menos, los tengo hartos. Y ellos a mí.


También viene a veces un pájaro Jay, pero ese es muy listo, y se va antes incluso de que llegue a la ventana. Lo mismo pasa con un par de cuervos, han notado que no eran bien recibidos. Más que nada porque rompen la bolsa de los cacahuetes, y no puede ser. El que no se porta bien, a paseo.

Esta mañana me he levantado un poco más temprano. Antes de hacer el zumo, echo semillas a los pajarillos. Al poco, miro a ver quienes han venido a desayunar, y me veo a un gavilán que ya se había servido un gorrión para desayunar.


Para que luego diga mi novio de la manía que tengo de llevar el móvil conmigo a todas partes. Pues he aquí la prueba gráfica gracias a eso. Como es lógico, el resto de pajaritos se tomaron un tiempo prudencial para volver a por las semillas.

Ahora mismo se están peleando dos palomos a alazos, a ver quién es más chulo. En un ratito, que todavía hace sol, y sin aves a la vista, vamos a salir de patrulla:


Continuará.

lunes, 29 de febrero de 2016

De supermercados

Tenemos varios supermercados cerca de casa, pero siempre suelo ir a dos. El primero es el Lidl. El paseo hasta llegar es muy chulo. Tengo que cruzar el canal dos veces y aprovecho para quedarme mirando a los patos, los cisnes y una clase de patos que parecen gallinas. No sé aún cómo se llaman pero lo averiguaré. También hay muchas palomas y sobre todo, gaviotas. Las gaviotas son las macarras del barrio. Aquí la gente tira el pan duro al canal, para los patos. Pues las gaviotas aparecen de la nada, en picado, y apabullan de tal manera que es todo para ellas. Montan unos escándalos de cuidado. Así que tendré que pensar en crear una plataforma de defensa del pato, o algo así. Lo que me faltaba ya.
Bueno, pues el Lidl me gusta porque en España teníamos uno al lado de casa y hay muchas cosas que son las mismas y al principio, pues esto ayuda. 

Más hacia el centro urbano, está el supermercado Albert Heijn. Hay uno en todas partes, como los Mercadona. Son un poco más caros, pero tienen mucha variedad de productos. 

En un centro comercial, también tenemos un supermercado Hema. Este tiene un poco de poco, desde alimentación hasta ropa, cosmética, etc. Eso si, siempre que voy huele a salchicha. Tienen una cafetería a la entrada y claro, es inevitable. Supongo que por un lado está bien, porque si vas con hambre, caerá fijo algo de comer. Pero si no, a mi se me hace un poco pesado. 

¿Cual es la primera diferencia que he encontrado respecto a España? No tienen taquillas. Ninguno. Y me ha dejado estupefacta. Si salgo del Lidl con mi compra y quiero entrar a otra tienda que está casi al lado, tengo que dejar mi bolsa junto a la entrada, a un lado sin que moleste. Supongo que es la falta de costumbre de que nadie te va a quitar nada de la bolsa, pero se me hace muy raro y poco práctico. Eso si, una cajera me dijo que no usara mi propia bolsa del supermercado para meter los productos y luego sacar todo antes de la caja. Que coja una cesta. Una vieja costumbre. En España lo hacía así. En vez de cojer una cesta, que me parecía un rollo ir tropezando con las cestas con ruedas de la gente, yo metía todo lo que necesitaba  en mi bolsa de la compra. Al llegar a la caja, sacaba todo y cuando me iban a cobrar, enseñaba la bolsa para que vieran que no me llevo nada "descuidado" dentro.

Y redondean los céntimos. Desde que estoy aquí no tengo ninguna moneda de 1 y 2 céntimos. Sólo de 5. Ni te los piden ni te los dan. Curioso. Menos mal que se siempre se aprenden cosas.




miércoles, 17 de febrero de 2016

Sailor Star Wars

Aquí presento esta preciosidad de pluma:


Es una Sailor Sapporo, una edición especial que en realidad se llama Starburst, pero me sobran los motivos para rebautizarla como Star Wars. En la foto puede que no se aprecie con claridad, pero el cuerpo de la pluma me recuerda a una galaxia muy, muy lejana.

Se la había encargado a Pepe, de Inktraveler y la recogí en el pasado Pen Show de Madrid. Casi no pude hablar con él porque su mesa estaba abarrotada a todas horas. Cosa que me alegro, se lo merece. Es una persona de un trato excelente y muy detallista. Ya he hablado anteriormente de él, soy fan.

La pluma tiene un punto HM, porque tenía que ser así, no había más opción. Pero los puntos japoneses son más finos que los europeos, así que perfecto. Tengo otra Sapporo que es HF, y está claro que es el punto que mejor se adapta a mi tipo de letra: pequeña. He probado puntos más gruesos, porque me los recomiendan diciendo que disfrutaré más de la escritura, pero en mi caso no es así. Estoy de acuerdo en que es un trazo bonito y la tinta se ve mucho más bonita, pero hay que ser realista. Yo escribo con pluma para disfrutarlo, y obviamente tengo que estar cómoda con el grosor de la pluma. Si no, se queda en el cajón y es una pena.



Esta pluma la tenía entintada con Montblanc Lavander Purple. Un violeta muy bonito, oscuro, pero no me terminaba de convencer. Yo creo que a cada pluma le va un color. Es una tontería, porque afortunadamente se puede cambiar mil veces, pero es que yo soy muy de tonterías. La cambié por la que lleva ahora mismo: Pilot Iroshizuku Murasaki. Y esa si, es su color.  Si es que se puede ser feliz con muy poca cosa.

Hoy he recibido un libro para colorear, que ahora están tanto de moda. No de mantras, que me marea. Al principio los veía en tiendas y no le entendía la gracia, ahora ya crecidita a lo largo y a lo ancho. Se lo pedí a mi novio, y me dijo que vale, que cuando hiciera un pedido ya lo añadiría. Pues hoy ha llegado de sorpresa. Lo poquito que he probado, me he dado cuenta de que es más bien para colorear con lápices o rotuladores, pero con mis acuarelas, poquito a poquito también va bien.

Seguiré contando mis progresos.


lunes, 15 de febrero de 2016

Aventuras y desventuras en Países Bajos - capítulo 1




Ya hace tres meses que estamos viviendo en los Países Bajos. A mi novio le ofrecieron un trabajo aquí, y la verdad es que nos costó muy poco tomar la decisión de hacer la maleta. Nos teníamos que traer el coche porque lo íbamos a necesitar, así que eso solucionaba cómo traer a nuestro gato.

Un poco por inconsciencia y falta de previsión, hicimos el viaje del tirón. Nos íbamos turnando cada cuatro horas y entonces aprovechábamos para parar en una gasolinera, cafetín, alguna chuche para entrenernos y el pis reglamentario.

Atravesamos París un viernes a las siete de la mañana. Más tarde de lo previsto debido al atasco que encontramos a la altura de Valencia, algo más de hora y media. El tráfico en París a esas horas era apabullante. Quizás fue el momento más crítico del viaje, porque si nos equivocábamos de salida o dirección y había que hacer un cambio de sentido, íbamos a perder mucho tiempo, viendo las largas colas que había. Pero fue todo bien y seguimos nuestro camino. La última parte fue la más cansada. Si ahora tuviera que repetir el viaje, buscaría un hotel que admitiera animales, para seguir el viaje a la mañana siguiente, pero de todos los errores se aprende. Pasadas las 12 de la mañana ya estábamos en nuestra nueva casa.

Lo primero que hice fue preparar la bandeja de arena para el gato, que venía mareado del viaje. Mareado, y con la vejiga a tope, porque hizo el pis más largo de su vida. Luego hizo el recorrido de toda la casa y nos hizo saber que su sitio favorito era el dormitorio.

Las casas holandesas me recuerdan un poco a las francesas. Por un lado está el baño, con su bañera o ducha, y aparte está el aseo, estrechito y con el espacio justo para el váter. Aunque aquí, a diferencia de Francia, en el aseo hay un lavabo pequeñito, lo justo para lavarse las manos. Y manos que no sean muy grandes. Mi novio termina lavándose las manos en el otro baño, que el lavabo ya es de tamaño estándar.

La casa es muy bonita. Es un piso de planta baja con jardín, que da justo al canal. El salón tiene un gran ventanal que da al jardín, y desde ahí nuestro gato observa a toda la fauna: mirlos, petirrojos, palomas, patos, cisnes. Pero le tiene ganas a las palomas torcaces, las mira con ganas

Las primeras noches fueron un poco difíciles porque el gato se ponía a maullar a las tantas de la mañana. Pensábamos que extrañaba la casa, incluso que tenía miedo. Y tampoco era plan de que los vecinos se quejaran de nosotros nada más llegar. Me levanto de madrugar para intentar consolar al gato, que estaba mirando por la ventana. Me siento a su lado, mirando también al jardín. Y entonces lo comprendí. Allí había otro gato. Uno persa, grandote. Y el nuestro, defendiendo su nuevo hogar. Se ve que el felino autóctono estaba acostumbrado a andar por el jardín a sus anchas. Ahora sólo aparece en ocasiones puntuales.

Continuará la aventura, que hay mucho que contar.

martes, 4 de agosto de 2015

Vitamina C

Sin duda, este año ha sido naranja:



Primero llegó la edición de este año de la pluma Lamy al star: copper orange.  La foto no le hace justicia y es un color  muy atractivo, vibrante. Estas plumas me encantan. Lo mismo que sus primas las Lamy Safari en plástico no me dicen absolutamente nada, estas en aluminio me chiflan. A mucha gente no les gustan porque las encuentran toscas e incómodas. Para mí es todo lo contrario. Se adaptan perfectamente a mi mano y el plumín se puede intercambiar de la manera más fácil: simplemente sujetando entre los dedos y tirando un poquito hacia fuera. Si la pluma está entintada, lo mejor es poner el plumín boca abajo, y tirar con un poco de papel de cocina. Con la misma pluma podemos tener el plumín que nos apetezca según la tinta con la que se quiera escribir.

Esta pluma, con convertidor incluido y gastos de envío no sale por más de 25€. Son prácticas, bonitas y a pesar del trote que llevan, ninguna se ha rayado todavía. Aún es pronto, pero me gustaría saber qué color será el de la edición del próximo año: ¿rosa? ¿violeta? ¿blanco?

El otro día me dijeron que era una persona "vintage". Me gustan los relojes, ahora que nadie los lleva porque con los móviles la gente los ha aparcado. Y me gustan las plumas, que todo el mundo prefiere los rollers o los bolis de gel. Vamos, que me han llamado "viejuna" sin miramientos. Como se suele decir, cada loco con su tema.

sábado, 1 de agosto de 2015

Inspección postal

Después de estar cuatro meses fuera de casa, por curioso que parezca, me apetecía muchísimo volver a escribir con mis plumas. Sólo me había llevado una Pilot1, una pluma chiquitita que se vino en un bolsillo interior del bolso. No quise arriesgarme a facturarlas y que se perdiera la maleta o algo parecido. 

Me estoy tomando las cosas con calma y no las estoy entintando todas, como me ocurría antes. También es cierto que escribía un poquito con todas cada día, pero voy poco a poco. No hay necesidad. 

Tenía ganas de un buen papel, así que le pregunté a Pepe, de Inktraveler. En la ultima quedada en que nos vimos, había traído un block con un papel de muy buena calidad, y ahora lo tiene en tamaño A5, que es el que más me gusta. Pues ayer llegó un mensaje con varias cosas:



Menos el Midori travel, que también se vino conmigo de viaje, todo lo demás es lo que he recibido. El cuaderno Life Noble note es rayado, en color crema y muy suave. Me gusta aún más que el Midori notebook. Me da la sensación de que la pluma se desliza mejor y el trazo es una delicia. 




La tinta es Sailor Sôten (o Souten), un azul precioso que tiende al turquesa. Tengo plumas que cuando se termina la tinta, siempre voy variando y pongo una distinta cada vez. Y otras plumas que siempre llevan la misma tinta. En este caso, la Sôten es la suya. Le va perfecta, me gusta muchísimo la combinación. 



Aquí me verifican cada uno de los paquetes y me dan el visto bueno para ir abriendo. Se lleva como comisión la cuerda de cada uno. Me parece un trato justo.

El otro cuaderno es más finito, cuadriculado esta vez. Es un Tsubame. Pondré fotos cuando lo estrene, pero con calma. Hay que disfrutar cada cosa a su tiempo.  !A disfrutar del mes de agosto!