lunes, 14 de marzo de 2016

Ornitología para dummies

Tenemos un jardín bastante chulo,  la verdad. Bueno, a mí me gusta porque nunca he tenido uno y me hace mucha ilusión, es así. Se accede al jardín desde la cocina. Es mi observatorio ornitológico, apoyada en la encimera. A veces me acompaña nuestro gato, pero sólo si coincide que sea entre siesta y siesta.  Nos visitan asiduamente una pareja de palomas comunes, que más que palomas parecen pollos de lo grandes que están. También viene una paloma torcaz, que la pobre debe ser viudita, es que tiene cara de chica. O aún no ha encontrado el amor, es lo que tiene no poder comunicarse. Pues la pareja de palomas comunes apabullaba a la pobre torcaz en cuanto aparecía. La echaban con muy malos modales.

Pues se ve que la pobrecita torcaz ha ido a clases de defensa personal o algo parecido, porque ahora es ella la que echa a la pareja abusona. Me alegro por ella.

A los pocos días de llegar aquí ya había puesto una bola de grasa con comida para los pájaros. Esto es más para el invierno, así que cuando terminen la que está en el arbusto, no creo que ponga otra.

También puse una bolsa con cacahuetes en otro arbusto, un poco más alejado. A los herrerillos les chifla. Son unos pajaritos muy simpáticos, con la tripa amarilla y en general poco asustadizos. También son visitantes asiduos una pareja de mirlos, buenos corredores. También son habituales los petirrojos. A los machos se les ve muy a menudo, pero las hembras, chiquititas con forma de bolita, se las ve muy poquito.

En el jardín hay un árbol que cae con sus ramas al canal. No sé si será un sauce, por la inclinación llorosa, a saber. Allí he visto a un pájaro carpintero, y también una garza. Pero se ve que no les terminó de gustar y no he vuelto a verlos. A quien si veo es a los invasores del Trópico.  Cerca de casa, he visto un comedero de pájaros con catorce loros verde fluorescente. Muy bonitos pero muy ruidosos. De vez en cuando alguno se posa en el árbol para saltar al arbusto de los cacahuetes, que está al lado. En cuanto los veo, los espanto. Ellos ya tienen su comida en otro sitio. Lo que pasa que son muy pesados e intentan el acoso y derribo por pesados, pero más pesada soy yo. Ya vienen menos, los tengo hartos. Y ellos a mí.


También viene a veces un pájaro Jay, pero ese es muy listo, y se va antes incluso de que llegue a la ventana. Lo mismo pasa con un par de cuervos, han notado que no eran bien recibidos. Más que nada porque rompen la bolsa de los cacahuetes, y no puede ser. El que no se porta bien, a paseo.

Esta mañana me he levantado un poco más temprano. Antes de hacer el zumo, echo semillas a los pajarillos. Al poco, miro a ver quienes han venido a desayunar, y me veo a un gavilán que ya se había servido un gorrión para desayunar.


Para que luego diga mi novio de la manía que tengo de llevar el móvil conmigo a todas partes. Pues he aquí la prueba gráfica gracias a eso. Como es lógico, el resto de pajaritos se tomaron un tiempo prudencial para volver a por las semillas.

Ahora mismo se están peleando dos palomos a alazos, a ver quién es más chulo. En un ratito, que todavía hace sol, y sin aves a la vista, vamos a salir de patrulla:


Continuará.